lunes, 23 de abril de 2012

Félix Bautista y la industria de la difamación

César Medina
Lobarnechea1@hotmail.com
Hace once años Felix Bautista fue llevado literalmente engrillado al Palacio de Justicia de Ciudad Nueva. Esposado en las muñecas y encadenado en los tobillos de tal forma que apenas podía caminar con pasos lentos y dificultad para mantener el equilibrio, fue conducido ante el fiscal del Distrito Nacional por un pelotón de policías con armas largas, como si se tratara de un peligroso terrorista que acababa de atentar contra la vida del Presidente, que entonces era Hipólito Mejía. Aquella escena indignó a mucha gente porque evidenció un abuso de poder que comenzaba a hacer norma en aquel gobierno.
Siete meses despues, Felix Bautista fue descargado por los tribunales que lo encontraron inocente de la acusación de haber sobrevaluado el tramo carretero San Juan-Vallejuelo mientras ocupaba el cargo de director de la Oficina Supervisora de Obras del Estado, en el primer gobierno del Presidente Leonel Fernández.
En los siete meses que pasó en prisión, la madre de Felix Bautista murió y las autoridades de entonces le negaron permiso para ir a su sepelio. A ese nivel llegó el esañamiento contra un joven profesional cuyo único delito-- como lo comprobó la Justicia-- había sido  amigo leal del Presidente Fernández. Pero para Hipólito y algunos de sus allegados, ese “delito” era suficiente para mantenerlo en la cárcel y humillarlo hasta reducirlo al oprobio de verlo engrillado caminar ante los flashes y las luces de las cámaras de televisión. De eso hace ya 11 años y es probable que pocas personas recuerden aquella penosa imagen que tanta crítica generó de parte de algunos periodistas independientes que condenaron con vehemencia aquel abuso.
Pero Felix y su familia probablemente no lo olviden jamás. No solo por la humillación y la degradación moral que eso significó, sino porque ni siquiera tuvo la oportunidad de despedir el cadáver de su madre, que dicen murió por el sufrimiento que le provocó ver a su hijo en semejante situación.
Años después, ya fuera del poder, Hipólito intentó ver a Félix Bautista para disculparse admitiendo que cometió un error al permitir ese abuso. Pero Félix nunca aceptó verlo, aunque le hizo saber que no le guardaba rencor. Mejía diría luego que colaboradores cercanos le indujeron a cometer ese atropello. Y así le llamó.
Felix reingresó a la universidad después de salir de la cárcel y empezó a estudiar Derecho. Se había graduado años antes con méritos como ingeniero civil, pero quiso hacerse abogado aguijoneado por aquella amarga experiencia que le marcó para siempre. También se graduó con méritos en Leyes lo mismo que en Filosofía. Es un hombre sin vicios: No bebe alcohol, no fuma, no juega ni hace ostentación de bienestar ni riqueza. Vive con mucha austeridad.
Difama, que algo queda...
Es probable que ningún otro político haya sido más difamado que Félix Bautista en los últimos 50 años. Le han dicho de todo, le han acumulado todo tipo de acusaciones, le han aribuido riquezas y teneres que no le han pasado ni siquiera por la cabeza.
El grupo de campaña de Hipolito Mejia acaba de publicar un espacio pagado en un diario de circulación nacional atribuyéndole bienes por más de 13 mil millones de pesos. Y el candidato de una fuerza alternativa, Guillermo Moreno, ha solicitado que se le someta a un juicio político para que responda por las acusaciones de corrupción que  le han formulado en medio de esta barahunda electoral.
Tal vez sea el único caso conocido en que una persona tenga que demostrar que no es dueña de bienes que le atribuyen terceros. Pero ha sido el caso.
Félix anda por ahí con las pruebas documentadas de que no es dueño ni de un avión jet ejecutivo y dos helicópteros que dicen los lenguaraces que son de su propiedad. Tampoco es dueño de un apartamento en la Torre Hildre, de Los Cacicazgos, ni de otro apartamento en la Torre Continente. Ni el de la Torre Regatta, ni de la Torre Alta Mar, ni en el sector Serralles, ni el de la Torre Roalca, ni de la Torre Crystal, ni de la torre Delta, ni de la Torre Escalante, ni de la Torre Caney... Al que le demuestre que es dueño de uno solo de esos apartamento se lo regala.
No es propietario tampoco de Hormigones del Caribe ni del Canal 23 de Televisión, ni es dueño de estaciones de radio ni es accionistas de las empresas Constructora Mar ni de la empresa Diprecalt ni de Construcciones y Diseños RMN...
Todas esas propiedades se las atribuye el equipo de campaña de Hipólito Mejía a Félix Bautista. Pero Félix Bautista tiene documentos que demuestran la falsedad de tales afirmaciones.
“Eso lo vamos a dirimir en los tribunales, pero mientras tanto no nos van a distraer del trabajo que estamos haciendo en este momento, que es fortacciendo la candidatura de Danilo Medina para derrotar humillantemente a esos difamadores profesionales...”, comentaba ayer Bautista a un grupo de periodistas.
La cabeza de Leonel
No hay duda que con las acusaciones a Bautista, el candidato Hipólito Mejía busca la cabeza de Leonel Fernández.
Antes de meter a Bautista a la cárcel, en el 2001, Hipólito acusó a Leonel de la comisión de actos de corrupción en el periodo gubernamental precedente. Pero Leonel lo desafió y se presentó voluntariamente ante la procuraduría general de la República para declararse preso, responsabilizándose de todos los actos ocurridos en su gobierno. Pero Hipólito no se atrevió a encarcelarlo y, en cambio, ordenó a su jefe de policía, que entonces era Candelier, agredir con bombas lacrimógenas al grupo que acompañaba al entonces ex-presidente.
Después, Mejía ordenó encarcelar no solo a Bautista, sino también a otros colaboradores del gobierno de Fernández, entre ellos a Diandino Peña, Simón Lizardo, NG Cortiñas y a Luis Inchausti. Este último esta hoy entre los colaboradores de Mejía.
De retorno al poder, en el 2004, Leonel no quiso tocar a Hipólito “ni con el pétalo de una rosa”
Félix Bautista, que hoy es secretario nacional de organización del Partido de la Liberación Dominicana, se considera uno de los más cercanos colaboradores y amigo de Leonel Fernández. En la actualidad desarrolla una ardua tarea como armador de los equipos de campaña de su partido a nivel nacional.

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